Llega la autenticación reforzada a las compras ‘online’

La nueva normativa no se está aplicando de forma uniforme en toda la UE, lo que genera un efecto negativo para los bancos y clientes españoles

Hace tiempo que dejamos de ver la digitalización como algo nuevo. Se ha convertido en un proceso normalizado al que cada uno de nosotros se va adaptando, a su ritmo. Los dispositivos que inicialmente servían para algo concreto han ido incorporando sucesivas tecnologías para ser multifuncionales o inteligentes. Esto hace que los usemos cada vez más tiempo para hacer cada vez más cosas, sobre todo en nuestra vida cotidiana. El uso más o menos intensivo de nuestro smartphone nos puede servir como referencia para medir nuestro nivel de digitalización, o para identificar qué ámbito de nuestra vida es más permeable a ella.

Hace ya unos años que la Comisión Europea detectó la rapidez con la que las nuevas tecnologías aplicadas a los pagos se estaban introduciendo en la sociedad. Por eso, y con el fin de que la digitalización de este sector no perjudicara su buen funcionamiento ni la confianza de los clientes, la Comisión consideró necesario regular esta realidad poniendo el foco en el riesgo de fraude de identificación del usuario, principal preocupación del legislador y de los propios usuarios.

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